El legado patrimonial de Arzúa: arquitectura, fe y paisaje
Arzúa conserva una valiosa muestra del patrimonio histórico y arquitectónico de Galicia, donde confluyen influencias romanas, medievales y jacobeas. Pasear por su entorno es descubrir capillas centenarias, puentes medievales, castros celtas y antiguas fuentes con leyenda, que forman parte del alma de esta tierra.
Entre los principales elementos patrimoniales destaca la Capela da Magdalena, único vestigio del convento agustino fundado en el siglo XIV. Restaurada en 2006 como sala cultural, alberga en su interior dos sepulcros con estatuas yacentes, testigos silenciosos de siglos de historia.
La Capela de Fonte Santa, del siglo XVIII, representa el típico templo rural gallego. Construida con piedra de derribo y situada junto a una fuente de aguas sulfurosas y férreas, a estas se les atribuyen propiedades minero-medicinales. En sus cercanías se encuentran antiguos molinos y un crucero tradicional.
En el enclave de Ribadiso, el patrimonio se funde con el paisaje. Allí se encuentra un puente de origen medieval y el último hospital de peregrinos del Camino Francés, hoy convertido en albergue público. Todo ello en un entorno natural privilegiado, junto al río Iso y una robleda ideal para el descanso.
La Capela da Mota, del siglo XVIII-XIX, situada al pie del Camino del Norte, es otro de los lugares con valor simbólico para los peregrinos. Está dedicada a San Bartolomé, San Mateo y San Simón, y rodeada de una robleda y un crucero.
En cuanto al legado celta, el Castro Curbín, situado a solo 2 km del centro de Arzúa, ofrece un perfil circular característico de los antiguos asentamientos fortificados gallegos. Muy cerca de allí, la Fonte da Quenlla es una fuente vinculada a leyendas y tradiciones paganas, que reflejan la persistencia de los antiguos cultos en la cultura oral gallega.
El patrimonio de Arzúa no solo se observa, se vive. Es la huella del pasado, presente en cada paso del Camino.